Las revisiones auditivas deberían ser parte de cualquier chequeo de salud. Consisten en una serie de pruebas en las que se testea el oído y en las que se comprueba que la audición no ha perdido parte de su capacidad.

Son, por tanto, la puerta de entrada a la recuperación de ciertos estándares de calidad de vida en caso de que durante la revisión se haya detectado algún tipo de pérdida de audición. Tenga en cuenta que la única manera de contrarrestar esta pérdida es detectándola. Y esa es precisamente la función de este tipo de revisiones. De ahí la importancia de acudir al menos, una vez al año cada tres meses, a chequear el funcionamiento de su oído.

Al igual que usted acude al dentista o al dermatólogo una vez al año, debe acudir a su centro auditivo con la misma periodicidad.